Como cada lunes
recibo el amanecer
desde mi ventana
abierta de par en par.
Invito al sol a penetrar mi cuarto
y aspiro el frescor del aire que lo acompaña.
Llegan a mí, entonces,
un aroma a yerba húmeda
y el perfume de un nuevo día.
No sé que hallaré al otro lado de la puerta.
Mis zapatos de nube
van en busca de los sueños
y puedo matar bribones.
La ciudad despierta, y yo,
que escucho su llamado,
no escatimo esfuerzos y voy tras ella
a defender la vida.
recibo el amanecer
desde mi ventana
abierta de par en par.
Invito al sol a penetrar mi cuarto
y aspiro el frescor del aire que lo acompaña.
Llegan a mí, entonces,
un aroma a yerba húmeda
y el perfume de un nuevo día.
No sé que hallaré al otro lado de la puerta.
Mis zapatos de nube
van en busca de los sueños
y puedo matar bribones.
La ciudad despierta, y yo,
que escucho su llamado,
no escatimo esfuerzos y voy tras ella
a defender la vida.
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